"Ahora mis correos llegan en segundos, puedo tener todas las colecciones del mundo y miles de fuentes para mis trabajos", comenzaron a decirse, de un momento a otro, todas aquellas generaciones que vivieron el correo postal, las visitas a la biblioteca, la máquina de escribir, en fin.

Hasta hace unos 15 años lo común para hallar información era ir a la biblioteca. Ahora es cuestión de unas cuantas letras en el buscador web para encontrar lo que se ocupa.

El cambio que han podido presenciar las personas de 40 años y más es abrumador, pero maravilloso. Pasaron de estar acostumbrados a ir a la biblioteca, o a hacer recortes de periódicos de su país, a tener la facilidad de entrar al buscador y ver miles de millones de fuentes de información, y a poder ingresar a sitios de periódicos de todo el mundo, actualizados al momento.

Me aventuraría a decir que son ellos los que más han apreciado la Internet. Lo digo, pues, bajo la premisa de que los niños de esta época nacieron ya con todas las herramientas de la web a su alcance. No sintieron el cambio.

Ahora se pueden tener miles de libros almacenados en la computadora. La biblioteca de la casa era el único lugar donde guardar tales colecciones. Es decir, ya las bibliotecas no son necesarias.

¿Cómo no se va a sentir abrumada una persona de unos 60 años, por ejemplo, que siempre estuvo acostumbrada a guardar sus 200 libros en la biblioteca y que en estos tiempos puede guardar cien mil en un dispositivo portatil de almacenamiento?

Y los correos electrónicos... Cuando la gente quería enviar correspondencia a algún conocido en el exterior tenía que esperar mucho tiempo, a veces hasta meses. Con el e-mail comenzó a ser cuestión de segundos enviar correspondencia.

La fascinación por la Internet no es sólo cosa de jóvenes. Con seguridad, la mayor fascinación la han vivido los de mediana edad para arriba.