V for Vendetta: película intensa en la que nada sobra

Pocas películas tienen puntos de giro como V for Vendetta (conocida como V de Vendetta en España y V de Venganza en Hispanoamérica). De un momento a otro se crea una atmósfera condenatoria para la protagonista de la película, Evey, caracterizada por Natalie Portman cuya actuación resulta convincentemente intensa.

Todo está perdido para la joven, quien perdió a su familia a manos de las fuerzas armadas del ejército. Pero allí se aparece de nuevo ese lugar familiar, caluroso y lleno de piezas de arte cuya sola mención decantaría en la pena de muerte. Allí estaba V, con su característica máscara de Guy Fawkes. Evey se había transformado en una nueva versión de V, nacida del agua al contrario del otro quien nació del fuego.

Así la historia se encamina a una espera de un año para ese nuevo cinco de noviembre donde V habría de convertirlo todo en fuegos artificiales.

La película es refrescante, no pesa ninguna de sus escenas; es trepidante sin desordenarse, no marea tal y como sí pasa con otros filmes donde el exceso de argumentos innecesarios evitan disfrutar. Nada sobra en V for Vendetta.

Ese personaje femenino Evey tiene un pasado oscuro, triste, pero no más que el de V, quemado, mutilado por la circunstancia de contar con la cura para un virus mortal en su sangre. Ese virus, por cierto, mató a miles de personas en el mundo, sumió a los Estados Unidos en el caos en ese futuro que se pinta de tan sólida manera.

Los eventos se llevan a cabo en una Inglaterra bajo un gobierno totalitario: procura controlarlo todo, disponerlo todo a su favor. Cada fragmento de los medios de comunicación está impregnado de una propaganda en su favor, los noticiarios dicen la verdad que el gobierno ha creado para sus propios fines. Pero la gente no cae en la trampa, saben la verdad los niños, las familias enteras que frente al televisor son informados de eventos que trastornan sus vidas, aunque el miedo los colma.

Allí surge la figura de V, para destruir aquello que segrega miedo: mil máscaras de Guy Fawkes surgen para liberar. Ese mismo ejército que bajo las órdenes de un dictador terrible acaba con quien sea que parezca oponerse se amedrenta ante la vista de tantos que al unísono se convirtieron en poetas del cinco de diciembre.

No hay que dudarlo, V for Vendetta fue una de las mejores películas del año 2006. Todo en ella divierte e inspira. Se caricaturiza a los dictadores y a sus seguidores, y a la gente que de manera inocente se atiene ciegamente a lo que dicen los medios de comunicación. Ilustra con maestría un futuro que trata de hacerle frente al caos con mucho miedo, pero lleno de voluntad integrada en cada uno de sus habitantes. Y quien mejor que Hugo Weaving (el Agente Smith en Matrix) para transmitir con su voz todo el sentir de V.

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